sábado, 9 de mayo de 2020

El camino de la Palabra. Escuchar como María


El camino de la Palabra. Escuchar como María

María escuchaba a Dios. A pesar de ser parte de una cultura impregnada de religiosidad, es probable que la piedad judía de la época de María viviera también el riesgo del formalismo, de la saturación de fórmulas y de la superficialidad... Es difícil cultivar la interioridad cuando las prácticas religiosas son agobiantes; existiendo la tentación permanente de creerse justificado ante Dios porque se han cumplido con todos esos ritos.

María no es así. Ella es trasparente como el cristal y profunda como el océano, se ha tomado en serio a Dios, María cree, espera y ama a Dios con todo su corazón. Las súplicas de los salmos, que repitió en la sinagoga y en las oraciones domésticas, han penetrado en su corazón y han ido configurando su espiritualidad.

María ha ido cultivando en el silencio, la meditación de los misterios de Dios, más que repetir oraciones y formulas aprendidas memorísticamente; ella siente más alegría y paz cuando se calla ante Dios y lo escucha, que cuando le habla y le suplica... Por eso, María ama y calla; busca a Dios y escucha; espera y abre su vida al Plan de Dios.

Escuchar como María. En la actitud de escucha de María tenemos mucho que aprender. María escucha a Dios por que el mandamiento principal de su pueblo es "Escucha, Israel: El Señor es nuestro único Dios. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza, "Deuteronomio, 6, 4-5. María escucha a Dios porque intuye el peligro de la suficiencia y del orgullo. Porque ha comprobado que la sensatez y el buen sentido son muchas veces insuficientes para penetrar en el misterio y en los planes del Señor.

Y, poco a poco, María va aprendiendo a mirar y a escuchar a Jesús. Lo ve crecer y lo escucha con admiración. Ella le ha enseñado lo que sabe de Dios, pero descubre que las reflexiones y las palabras de su hijo van adquiriendo una profundidad y un avance inesperado, que desconcierta a las autoridades y a los maestros de la Ley.
María escucha a Jesús explicando su “pérdida” en el templo. Lo escucha al comentar los oráculos de los profetas, lo escucha en el hogar de Nazaret, lo escucha los sábados al volver de la sinagoga. Escucha a Jesús cuando comienza a anunciar el Reino de Dios, lo escucha a través de los relatos de los discípulos y de la gente que lo sigue. Escucha a Jesús escondida entre la multitud... María calla y escucha. María ama, sufre y escucha. María sigue repitiendo: “que se realice en mi tu Palabra”.

La Palabra de Dios en nuestra vida. Plantearse hoy un camino de escucha de Dios es plantearse la importancia práctica que damos a la Palabra de Dios en nuestra vida cristiana. Es preguntarse si la Palabra es el alimento habitual de nuestra fe y de nuestra oración. Este mundo cargado de información fugaz, sediento de consumir información, con ansiedad de saber por saber, sin generar conciencia, apertura de corazón y actitud solidaria, no fomenta verdaderamente la escucha de Dios.

Aprender a escuchar. Por eso necesitamos una actitud nueva ante la escucha de Dios, en la palabra, en los acontecimientos de la vida, en las circunstancias y en los signos de los tiempos, una actitud que no es muy frecuente actualmente en la vida del cristiano.

La competitividad y la agresividad de nuestro estilo de vida nos preparan más para confrontar que para compartir vida y sentimientos. Vamos por la vida creyendo que nuestras ideas, proyectos y opiniones son siempre mejores y más importantes, que los de los demás. Y nos perdemos la riqueza y la profundidad, la vida, la experiencia y el sentimiento de los que caminan a nuestro lado... Sin embargo, sólo ejercitándonos en la escucha atenta y humilde de los otros, podremos progresar en la escucha de Dios.

Preguntas
Haz un examen sincero del papel de la Palabra de Dios en tu vida de oración y en tu proyecto de vida cristiana.
¿Eres de los que saben escuchar a los demás?

Citas Bíblicas para orar en familia (Lectio Divina)
Dt, 6, 4-7
Lc 1, 28-33
Lc 1, 36-38
Lc 2, 19. 48-51
Lc 8, 18-21

Para esta semana propongo que las familias, puedan orar con la Palabra, con el método de la lectio divina

¿Qué es la lectio divina?

La lectio divina: es un método de oración con la palabra, es decir se ora desde la palabra y con la Palabra.

El Papa Benedicto XVI nos recomienda esta antigua práctica que literalmente quiere decir «lectura de Dios»:

La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón.

Pasos de la lectio divina:

1. Leer. Se lee el texto detenidamente unas 2 veces, para familiarizarse con el texto.
2. Meditar. Una vez que hayas entendido el sentido del texto, entonces puedes hacerte esta pregunta: qué me dice esta Palabra.
3. Orar. Después de haber leído y meditado el texto bíblico se pasa a la oración, cada uno de forma sencilla y natural realiza una oración breve y concreta dirigida a Dios.
4. Actuar. Después de leer, meditar y orar la palabra se pasa a los compromisos, a la práctica de la palabra, convirtiéndose en acciones concretas, en esta parte se utiliza la pregunta a que me compromete el texto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias, lo voy a poner en práctica

Unknown dijo...

Está muy interesante la actitud de Maria,lo tomaré em cuenta en vida personal.