El camino de la Palabra. Escuchar
como María
María escuchaba a Dios. A pesar de ser parte de
una cultura impregnada de religiosidad, es probable que la piedad judía de la
época de María viviera también el riesgo del formalismo, de la saturación de
fórmulas y de la superficialidad... Es difícil cultivar la interioridad cuando
las prácticas religiosas son agobiantes; existiendo la tentación permanente de
creerse justificado ante Dios porque se han cumplido con todos esos ritos.
María no es así. Ella es trasparente como el
cristal y profunda como el océano, se ha tomado en serio a Dios, María cree,
espera y ama a Dios con todo su corazón. Las súplicas de los salmos, que
repitió en la sinagoga y en las oraciones domésticas, han penetrado en su
corazón y han ido configurando su espiritualidad.
María ha ido cultivando en el silencio, la
meditación de los misterios de Dios, más que repetir oraciones y formulas aprendidas
memorísticamente; ella siente más alegría y paz cuando se calla ante Dios y lo
escucha, que cuando le habla y le suplica... Por eso, María ama y calla; busca
a Dios y escucha; espera y abre su vida al Plan de Dios.
Escuchar como María. En la actitud de escucha de
María tenemos mucho que aprender. María escucha a Dios por que el mandamiento
principal de su pueblo es "Escucha,
Israel: El Señor es nuestro único Dios. Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza, "Deuteronomio, 6, 4-5. María escucha a Dios porque intuye el peligro de la
suficiencia y del orgullo. Porque ha comprobado que la sensatez y el buen
sentido son muchas veces insuficientes para penetrar en el misterio y en los
planes del Señor.
Y, poco a poco, María va aprendiendo a mirar y a
escuchar a Jesús. Lo ve crecer y lo escucha con admiración. Ella le ha enseñado
lo que sabe de Dios, pero descubre que las reflexiones y las palabras de su
hijo van adquiriendo una profundidad y un avance inesperado, que desconcierta a
las autoridades y a los maestros de la Ley.
María escucha a Jesús explicando su “pérdida” en
el templo. Lo escucha al comentar los oráculos de los profetas, lo escucha en
el hogar de Nazaret, lo escucha los sábados al volver de la sinagoga. Escucha a
Jesús cuando comienza a anunciar el Reino de Dios, lo escucha a través de los
relatos de los discípulos y de la gente que lo sigue. Escucha a Jesús escondida
entre la multitud... María calla y escucha. María ama, sufre y escucha. María
sigue repitiendo: “que se realice en mi
tu Palabra”.
La Palabra de Dios en nuestra vida. Plantearse
hoy un camino de escucha de Dios es plantearse la importancia práctica que
damos a la Palabra de Dios en nuestra vida cristiana. Es preguntarse si la
Palabra es el alimento habitual de nuestra fe y de nuestra oración. Este mundo
cargado de información fugaz, sediento de consumir información, con ansiedad de
saber por saber, sin generar conciencia, apertura de corazón y actitud solidaria,
no fomenta verdaderamente la escucha de Dios.
Aprender a escuchar. Por eso necesitamos una actitud
nueva ante la escucha de Dios, en la palabra, en los acontecimientos de la
vida, en las circunstancias y en los signos de los tiempos, una actitud que no
es muy frecuente actualmente en la vida del cristiano.
La competitividad y la agresividad de nuestro
estilo de vida nos preparan más para confrontar que para compartir vida y
sentimientos. Vamos por la vida creyendo que nuestras ideas, proyectos y
opiniones son siempre mejores y más importantes, que los de los demás. Y nos
perdemos la riqueza y la profundidad, la vida, la experiencia y el sentimiento
de los que caminan a nuestro lado... Sin embargo, sólo ejercitándonos en la
escucha atenta y humilde de los otros, podremos progresar en la escucha de Dios.
Preguntas
Haz un examen sincero del papel de la Palabra de
Dios en tu vida de oración y en tu proyecto de vida cristiana.
¿Eres de los que saben escuchar a los demás?
Citas Bíblicas para
orar en familia (Lectio Divina)
Dt, 6, 4-7
Lc 1, 28-33
Lc 1, 36-38
Lc 2, 19. 48-51
Lc 8, 18-21
Para esta semana
propongo que las familias, puedan orar con la Palabra, con el método de la
lectio divina
¿Qué es la lectio
divina?
La lectio divina: es un
método de oración con la palabra, es decir se ora desde la palabra y con la Palabra.
El Papa Benedicto XVI nos recomienda esta antigua
práctica que literalmente quiere decir «lectura de Dios»:
La lectura asidua de la Sagrada Escritura
acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la
lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde
con una confiada apertura del corazón.
Pasos de la lectio divina:
1. Leer. Se lee el texto detenidamente unas 2
veces, para familiarizarse con el texto.
2. Meditar. Una vez que hayas entendido el
sentido del texto, entonces puedes hacerte esta pregunta: qué me dice esta
Palabra.
3. Orar. Después de haber leído y meditado el
texto bíblico se pasa a la oración, cada uno de forma sencilla y natural
realiza una oración breve y concreta dirigida a Dios.
4. Actuar. Después de leer, meditar y orar la
palabra se pasa a los compromisos, a la práctica de la palabra, convirtiéndose
en acciones concretas, en esta parte se utiliza la pregunta a que me compromete
el texto.
2 comentarios:
Gracias, lo voy a poner en práctica
Está muy interesante la actitud de Maria,lo tomaré em cuenta en vida personal.
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