Mes de mayo
¿Por qué el mes de mayo es un mes dedicado a María, madre de Jesús?
Esta tradición lleva dos siglos de existencia es decir 200 años, y coincide con la finalización del verano y el comienzo del invierno, que representa fecundidad, renovación y vida de la naturaleza.
La espiritualidad Mariana tiene el enfoque de darle un sentido cristiano a este mes y a esta estación. Antiguamente en Grecia y en Roma se celebraba la llegada de la primavera. Lo hacían con festividades, oraciones y flores para Artemisa y Flora, consideradas diosas de la fertilidad.
Como cristianos dedicarle un mes exclusivo a María, es una práctica del año 1600. En esta época se dedicó un culto especial a María en el mes de mayo, que es el que ha llegado hasta la actualidad.
La celebración del mes de mayo, más que una tradición entre los cristianos católicos, es un reconocimiento, veneración y acción de gracias a quien es Madre de Jesús, Madre de la Iglesia y Madre nuestra. Como expresiones de gratitud y admiración a Ella, se suelen hacer algunas actividades. Entre ellas, el rezo del rosario, oraciones, ofrendas florales y sobre todo la meditación de su vida.
La espiritualidad Mariana no es una figura de protección supersticiosa y mágica como un talismán, sino el modelo de vida y de fe de una mujer creyente y entregada al misterio de Dios.
Hablar de María Madre es pensar en todos sus hijos. Es sentir la realidad de un pueblo que sufre, lucha, espera y trabaja, por un mundo mejor. Es pensar en tantos hijos cansados, alejados, confundidos, derribados... Y alegrarse por tantos otros que crecen y viven, que trabajan y aman... Es recordar las expresiones del dolor y la esperanza tantas veces contempladas en los rostros de hermanos orando en comunión con María... Es pensar en las familias que han perdido el trabajo y en las madres que han perdido a sus hijos por la violencia o enfermedades... Es evocar la fiesta sencilla del pan, del amor y de la vida que se celebra en muchos hogares... Es pensar en las madres solteras, en las mujeres golpeadas, en los emigrantes marginados y en los ancianos abandonados... Todos son hijos de María. Todos son mis hermanos. Es falsa mi devoción y admiración a María como Madre si no estoy dispuesto a crecer en fraternidad con todos ellos. No puedo llamarme hijo de Dios e hijo espiritual de María si no lucho por la dignidad de todos mis hermanos de la comunidad e Iglesia, esa dignidad que el Padre y María quieren para todos y que tantas veces nosotros y la sociedad les negamos.
María como madre de la vida, nos ayude a cuidar, proteger, y defender la vida en todas sus dimensiones; más en este tiempo de alto riesgo y crisis, sobre todo para los más desfavorecidos. El amor maternal e incondicional de María lo vemos en las expresiones de los trabajadores de salud, de seguridad ciudadana, de aseo, en quienes salen de sus casas a buscar el pan de cada día y en los enfermos; que ahora mas que nunca están luchando por salvaguardar el don consagrado de la vida.
4 comentarios:
Gracias por la información
Me gusta el blog
Gracias. Dios los bendiga
Muy interesante.
Sería bueno que todo el mes mariano pusieran en alta voz el Santo Rosario, como lo hicieron el día de ayer.
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